La Sumashingun

Hace un mes y pico conseguí una tabla que añadir al quiver, generosa en volumen, anchota y con unas formas más que probadas, iba a ahorrar para pillar una nueva pero me dejaron probarla unos cuantos baños así poder asegurar si me iba bien o no. Al final, me la quedé tras una dura negociación de semanas!!! :) 

Nunca pensé que algo tan pequeño (6,1 x 21 x 2 3/4) pudiera funcionarme, pero unos cuántos baños y las sensaciones se tornaron muy intensas.

Penaliza mucho el pie delantero al ser tan corta, pero ya voy pillándole el punto y la verdad estoy encontrando en la sumashingun un arma única, a poco que estás imaginando lo que quieres hacer, te lee el pensamiento y lo hace. Obediente como si estuviera amaestrada y ligera como una modelo de pasarela, va rapidísima y (aunque esto es una frase ya hecha que huele mucho), pasa las secciones bastante fácil.

Tiene muchos viajes e historias, ha surfeado por toda España y ha surcado las Mentawai victoriosa, donde se le añadió ese pequeño detalle que un ser inanimado necesita para cobrar vida, un nombre: La Sumashingun.

Por todo esto he querido dejar sus marcas de guerra intactas, porque al fin y al cabo forman parte de su vida, las cicatrices feas o bonitas, son vivencias que nos han hecho ser lo que somos ahora. Algún día nos llegaremos a comprender a la perfección, dará baños geniales y me ayudará en alguna situación complicada, porque tengo la sensación de que las tablas tienen memoria, recuerdos y alma al fin y al cabo.

Un abrazo y feliz Lunes!!